- El abulense Pablo Montejo admite que aunque el sector ha sido “crítico” en otras ocasiones por “falta de medios en incendios”, ahora este operativo es un “referente”
ICAL
“La respuesta de la Junta en Aldaya es ejemplar. Pocos destacamentos tienen tantos medios; y eso también hay que decirlo. Es un ejemplo, con todos los recursos que ha enviado”, tanto de las Consejerías de Medio Ambiente como de Movilidad”. Mano a mano con sus compañeros, Pablo Montejo, joven abulense de 31 años, ha tomado la carretera hacia el Levante en cuando activaron a su unidad.
Bombero forestal en Ávila, se afana en la zona del barrio del Mercado de Aldaya, en Valencia, una semana después de la Dana que ha causado más de 200 fallecidos y numerosos desaparecidos. Un recorrido por la localidad permite observar numerosa maquinaria pesada con el escudo de la Junta de Castilla y León y de las diputaciones y ayuntamientos regionales. Todos ellos, como el conjunto nacional, son ejemplo y referente de solidaridad. “Había que venir. Esto es algo que te supera moralmente”, expone.
Dos mixtas y un camión se afanan en la calle Iglesia, arteria principal de la localidad, por cargar todos los enseres y el fango que aún queda y que los miles de voluntarios barren y barren al centro de la calle y hacia las alcantarillas. “Ahora tenemos dos problemas principales. Uno, que muchas alcantarillas están atascadas y las tenemos que desatrancar primero del barro que hay debajo; y el otro, que en muchas ocasiones limpiamos una calle y al poco rato los vecinos sacan muebles y enseres estropeados de sus casas y hay que hacerlo otra vez. Pero es que no pueden hacer otra cosa”, señala. Hasta el momento, habrá recambio de personal, como mínimo, hasta el 12 de noviembre, aunque seguro que irá más allá.
Entre los equipos de Bomberos han llegado de casi todas las provincias, si bien los de la Diputación de Palencia fueron los primeros en llegar a algunas de las calles de la localidad, con cuatro efectivos del parque de Paredes de Nava, dos de Baltanás y un funcionario de la institución provincial. “Cuando llegamos, aquí no había entrado nadie profesional aún”, sostiene el jefe del operativo palentino, Alberto Marcos, en esos momentos achicando agua de varios garajes. “En Palencia, cuando se inunda algo, dejamos las bombas de achique y en una hora se vacía. Aquí tardamos horas”, expone, para recordar que el agua llegó a 1,80 metros en las calles de Aldaya.
El cerebro de la emergencia
En cabeza del operativo de Castilla y León se encuentra el jefe del Puesto de Mando Avanzado (PMA), Álex Garrido, y el técnico coordinador del mismo, Víctor González, probablemente, “uno de los mejores meteorólogos de España”, señala Garrido, quien explica que el destacamento se encuentra en el Sector 1 (Aldaya, Picaña y Torrente). “Nosotros gestionamos el perfil profesional de la gente que está aquí desplegada. Los voluntarios van por otro carril”, aclara Garrido, geógrafo de profesión, quien apunta que ellos realizan labores de limpieza, retirada de enseres y conseguir calles accesibles, “para poder realizar las siguientes labores que sean necesarias”.
Desde el corazón de la emergencia regional se confía en la “rápida evolución” de la limpieza de esta localidad, de 30.000 habitantes, gracias a un operativo que supera las 300 personas.
En ayuda del operativo, el jefe del Parque de Bomberos de Torrente, Paco Pallardó, pone el punto de vista “profesional” de la intervención por que además de su formación de bombero, reside en la zona y conoce “cada metro”. Diferencia la riada en esta localidad con Paiporta o Massanasa, “donde no están acostumbrados a recibir estas cantidades de agua y a muchos les sorprendió sacando el coche del garaje”.