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lunes, 14 octubre 2024

Claves para afrontar la vuelta a la rutina después de las vacaciones de verano

  • La psicóloga leonesa Alba Robles explica las claves para retomar las tareas cotidianas e intentar evitar las depresión postvacacional

La depresión postvacacional suele ir ligada al mes de septiembre. Los días se hacen más cortos, el buen tiempo empieza a desaparecer y la vuelta a la rutina se convierte en una montaña que hay que escalar. La psicóloga leonesa Alba Robles explica las claves para afrontar este ‘trance’ de retomar las tareas cotidianas después de las vacaciones de verano.

Robles divide la vuelta a la rutina en dos vertientes: por el grado de afectación y por las formas de superarlo. “Tiene afectación tanto física como mental debido a que en el periodo de descanso, de vacaciones, se reducen las obligaciones laborales, a nivel personal y a nivel escolar”, comenta.

Es justamente en el momento de la vuelta cuando se empieza a tener un poco de estrés y ansiedad debido a que la rutina y la anticipación de ella empieza a hacer mella en la mente. “Esa anticipación es lo que induce a una sensación de falta de control y malestar, creemos que esa presión nos va a hacer rendir menos rápidamente. Se reduce el rendimiento porque tenemos que llegar a la readaptación ya que previamente adelantamos ese estrés con el que nos vamos a encontrar”.

Todos estos factores impulsan a una desmotivación, el término que, revela la leonesa, es el conocido síndrome post vacacional. “Cualquier actividad cotidiana, a nivel de entusiasmo, se ve disminuida”, relata.

Este fenómeno ocurre debido a que, tras un tiempo de relajación, el contrastar con obligaciones diarias se vuelve difícil. “Necesitamos un periodo progresivo de adaptación, pero ese contraste es es lo que choca y es lo que te llamamos síndrome post vacacional”, declara Robles.

La psicóloga también habla de las posibles alteraciones del sueño a consecuencia del cambio de horarios. “Al retomar con la rutina otra vez hay un desajuste en el ciclo del sueño y nos lleva a estar más agotados y a estar anímicamente afectados”. Además, la vuelta a la rutina conlleva una fatiga que podría convertirse en agotamiento. “Hay un cansancio físico y mental por las nuevas tareas, por la reincorporación, porque necesitamos un tiempo de readaptación y porque tenemos que planificarnos y organizarnos para volver a crear hábitos”.

Otra consecuencia del fin de las vacaciones es la falta de concentración y de rendimiento. “La transición hace que te sientas más dispersa y notemos que somos menos productivos. Afecta por tanto al rendimiento de trabajo y al estudio, lo que conlleva la falta de motivación y cansancio”, resume.

Cómo afrontarlo

Respecto a las pautas de afrontamiento, la psicóloga Alba Robles aconseja comenzar a organizarse y planificarse de manera progresiva, evitando sobrecargas los primeros días y dedicándose a las tareas más sencillas para pasar a las que tengan más dificultad progresivamente.

“Hay que establecer unos objetivos básicos diarios, pero siempre operativos alcanzables y progresivos. Siempre hay que tener un autorreforzador posterior, es decir, si yo ya me empiezo a organizar y planificar en tareas, luego tengo que dedicar o invertir un tiempo en mí. Si he organizado toda la casa y he cuidado de los niños, luego tengo que tomarme algo o darme un baño relajante”.

Otro punto importante es mantener hábitos saludables tanto a la hora de descansar como en el ámbito de la alimentación. Estos factores contribuyen a combatir el estrés y ayudan a mejorar la concentración gracias a la liberación de endorfinas. “Hay que mantener un ejercicio moderado como unos paseos”, recomienda esta leonesa.

Robles vuelve a incidir en la importancia de establecer metas, pequeñas y realistas, mucho más concretas y concisas para conseguir sentirse útiles después de llevarlas a cabo. “No podemos decir todo para el lunes. Hay que pensar que el lunes, o a lo largo de la semana, haremos cosas concretas que sean alcanzables y que nos permitan sentirnos motivados después de realizarlas, porque si no al final creamos frustración”.

También es muy importante conseguir un poco de tiempo para uno mismo. Un tiempo personal y momentos de desconexión son imprescindibles, lo que llaman los psicólogos  ‘autorreforzadores’. Asimismo, hay que mantener una actitud positiva y flexible. “Siempre nos autocastigamos y fustigamos con expresiones como ‘qué rollo, otra vez a lo mismo’. Toda esa parte mental es crucial para saber que el regreso no implica un disgusto, un malestar, un victimismo. Estas actitudes hay que evitarlas”, matiza la psicóloga.

El punto final es tratar de conseguir una conexión con el entorno. “Conectar contigo mismo otra vez, retomar un buen ambiente laboral y que no veamos como enemigos a los compañeros. También volver a readaptarnos a nuestro entorno social, a nuestros amigos y a fomentar el tiempo de ocio y planificación a nivel de socialización”, concreta Alba Robles.

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