- Irene del Canto Mínguez, graduada en Historia del Arte y con beca RALBAR de ULE y Fundación Banco Sabadell, realiza un proyecto para revalorizar los retablos de los Oteros.
La pasión por el arte y el compromiso con su localidad, Palanquinos, han llevado a Irene del Canto Mínguez, graduada en Historia del Arte y Máster en Cultura y Pensamiento Europeo por la Universidad de León (ULE), a obtener una de las Becas RALBAR impulsadas por la ULE y la Fundación Banco Sabadell. Su proyecto, ‘Los retablos de los Oteros: las joyas desconocidas’, se centra en revalorizar un patrimonio cultural olvidado, mostrando la riqueza de los retablos renacentistas del círculo de Juan de Juni.
Desde que comenzó su carrera académica, siempre ha mostrado un gran interés por el patrimonio artístico de su zona. Su proyecto busca iluminar la riqueza patrimonial de Los Oteros, un área que, aunque poco conocida, alberga una colección significativa de retablos renacentistas. “Mi objetivo es dar a conocer una zona olvidada que posee una gran riqueza patrimonial, enlazándola con otras más estudiadas”, explica.
El interés por estos retablos -señala esta joven universitaria- no solo fomenta la investigación académica, sino que también “proporciona a la población local una mayor comprensión, apreciación y revalorización de su propio patrimonio”. Con la propuesta que desarrolla durante los meses de julio y agosto en distintas localidades de Los Oteros, Irene del Canto quiere sumar a la investigación académica, un impacto tangible a nivel turístico, captar visitantes y propiciar así el desarrollo rural. “Transmitir la necesidad de conservar y potenciar el patrimonio como un legado para las generaciones futuras es crucial”, señala esta estudiante que reconoce haber comprobado el estado preocupante de algunas iglesias que albergan estos retablos. Un estado que ha producido pérdidas irreparables, robos y dispersión de algunas piezas, “y esa situación ha de frenarse poniendo el foco de atención en estas obras, ya que de otra manera quedan olvidadas y no se asimila su valor real”.
El entusiasmo y la colaboración de las instituciones y asociaciones locales han sido fundamentales para el éxito del proyecto. “El apoyo del Ayuntamiento de Villanueva de las Manzanas y su asociación, así como de las asociaciones de vecinos de Palanquinos, Campo de Villavidel y Villacelama, ha sido increíble”, afirma. Este apoyo ha facilitado la recopilación de material valioso, como bibliografía y fotografías, y ha ayudado a difundir la información del proyecto a través de cartelería, prensa y redes sociales.
Trabajar con estas piezas artísticas está siendo una experiencia sumamente enriquecedora para Irene del Canto “porque me ha permitido aprender de expertos en la materia y trabajar con piezas de elevada calidad”. Sin embargo, lo más gratificante ha sido ver la respuesta positiva de los residentes de la zona. “Ver el deseo de los habitantes por preservar el patrimonio y fomentar la zona es realmente alentador”, añade.
A pesar de los logros que está obteniendo con el desarrollo de su Beca RALBAR, Irene del Canto -que iniciará el próximo curso el Doctorado en ‘Mundo Hispánico: raíces, desarrollo y proyección- también hace referencia al preocupante estado de las iglesias y que inquieta a los vecinos de la zona. “El mal estado pone en peligro las obras y se hace urgente su restauración y consolidación para evitar nuevas pérdidas patrimoniales”, advierte al tiempo espera que su proyecto sirva para “alertar a las instituciones responsables sobre esta situación y fomentar acciones de conservación”.
El proyecto de Irene no termina aquí. Actualmente, hay varios proyectos en marcha relacionados con las Rutas de los retablos del Esla, los Monasterios del Esla y el Renacimiento en León y la escuela de Juni. “Las becas RALBAR son un excelente medio para iniciar estos proyectos y obtener resultados más fructíferos”, subraya esta joven residente del entorno rural que demuestra con su proyecto cómo es posible plantear proyectos laborales que sean compatibles con la universidad “de esta manera el mundo rural se abre a un abanico de posibilidades que frenarían el concepto de la ‘España vacía’ y revitalizaría estos núcleos”.
Irene del Canto agradece especialmente el apoyo de su tutor académico, Joaquín García Nistal, cuyo interés por los retablos inspiró su propio proyecto, y concluye que “gracias a plataformas como las becas RALBAR, podemos dedicar estos esfuerzos a una ilusión: comprender el patrimonio y difundirlo”.