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jueves, 20 marzo 2025

La noche leonesa se despide del emblemático portero Ricardo Rubio

  • Este sábado fallecía el que se había convertido en una institución de las ‘puertas’ de la fiesta de León

Alto, moreno y siempre elegante vestido de negro, Ricardo Rubio uno de los porteros más conocido y querido de la noche leonesa desde hace más de tres décadas. El pasado sábado dejaba huérfanas las ‘puertas’ de los pubs y discotecas de León que le vieron poner orden de forma elegante y tranquila durante tantos años. La enfermedad se lo llevó, y le impidió trabajar los últimos años, aunque continuaba visitando a quienes eran su pequeña familia, los trabajadores de la noche leonesa. 

Así le recuerda Rosa Alonso, compañera en el Gabanna durante los últimos catorce años, quien matiza que, aunque dejó de trabajar tras la pandemia, primero por las limitaciones propias que se establecieron con el covid, y después por caer enfermo, estuvo visitándoles hasta los últimos meses: «Siempre venía a vernos y pasaba un rato charlando con nosotros en el Gabanna; venía el sábado, pasaba una hora o dos, y luego iba hasta el Húmedo a visitar a otros compañeros; al día siguiente, domingo, volvía a vernos y se quedaba hasta el cierre. Y si no, tomábamos café en la Pícara por la tarde, o quedábamos para otros planes, pero nunca ha dejado de estar en contacto con nosotros», asegura la encargada del ropero.

Ricardo, de 69 años, pasó su última etapa laboral como portero y encargado del Gabanna, en la calle Conde Guillén, un trabajo tranquilo, lejos del bullicio del barrio Húmedo, con un público más mayor. Pero este portero de raza siempre estuvo presente en las puertas con todo tipo de público y más o menos conflictos, como es costumbre cuando se trabaja en la fiesta nocturna.

Nunca bebió ni fumó, solo tomaba agua, y sus compañeros de la noche le recuerdan como una gran persona. Su trabajo le granjeó una amplia agenda de contactos, por lo que, aunque no estaba en activo en los últimos años, siempre les recordaba que le llamaran si necesitaban algo, como buscar una camarera o un refuerzo de portero para la entrada de algún local. Siempre estaba ahí para echar una mano.

Este lunes se celebró su funeral en la iglesia parroquial de San Isidro Labrador, donde tanto su hermana como el resto de familia, así como compañeros y amigos, le dieron el último adiós. A partir de ahora conservarán para siempre el recuerdo de Ricardo, como una gran persona que se convirtió en una institución de la noche leonesa.   

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