- Se han enterado por la prensa, se quejan de la falta de información y tienen miedo a lo desconocido
- El objetivo común es la negativa a la implantación de este tipo de centro en su municipio y que se les tenga en cuenta ya que estaría «a las puertas de su casa»
- «No tenemos que dejar que entren, como les dejemos entrar, estamos perdidos»
Este jueves, 13 de junio, a las 20:00 horas los vecinos del municipio de Villaquilambre, especialmente de Villarrodrigo y Villaobispo, los más cercanos al Chalet de Pozo, se han reunido en la Casa de Cultura de Villaobispo para consensuar una línea de actuación que deje clara su oposición a la implantación del centro de inmigrantes de ayuda humanitaria en el conocido Chalet de Pozo.
La mayor queja de los vecinos que se han reunido, convocados mediante las redes sociales, es la falta de información. La noticia la conocían por los medios de comunicación y no han sabido nada de las instituciones, «ni de la Subdelegación del Gobierno, ni del Ayuntamiento de Villaquilambre», algo que consideran legítimo puesto que es «algo que nos afecta, no va a ser un centro cualquiera».
Preocupación y desinformación
Confiesan desconocer qué tipo de inmigrantes vendrán a hospedarse al mítico Chalet de Pozo, pero están seguros de que no los quieren: «No sabemos ni quién, ni cómo, ni cuándo, en una democracia moderna no se puede permitir este oscurantismo». Así lo expresaba Roberto Álvarez, presidente de la Asociación de Vecinos del Caminón, la más cercana al Chalet de Pozo, quien ha hecho las veces de portavoz y asegura que se reúnen para luchar esta «batalla»: «Sobre todo porque no sabemos a lo que nos enfrentamos, hay un oscurantismo total, la gente anda preocupada no queremos problemas, no somos racistas, queremos vivir en paz. Sabemos que en otros sitios que pasa hay problemas de convivencia. En otros sitios de España hay delincuencia y no queremos eso para aquí», apuntaba Álvarez, quien representa a una vecindad de unas 400 personas incluidos niños, aunque en el chat de WhatsApp en el que se han reunido virtualmente hasta ahora hay más de mil personas.
Aseguraba además el portavoz que quieren evitar politizar el tema, y buscan la unión entre todos, «aunar esfuerzos pacíficamente e ir todos a una ante esta batalla», por lo que también han mostrado estar «contentos con la participación».
Las quejas y preocupaciones
Su mayor queja va dirigida a la Administración, puesto que les han dado «informaciones con cuentagotas, no sabemos prácticamente nada», «el pueblo está desinformado, igual luego no es un problema pero no lo sabemos, y la gente tiene miedo, hay gente que lleva dos días sin dormir por la preocupación»; afirmaba, que, de hecho, la mayor preocupación que tienen «es la experiencia de otros sitios». «Estamos preocupados», expresaba el presidente del Caminón.
Como solución, indicaba el portavoz, es que les informen «y a partir de ahí haremos grupos de trabajo», algo que según algún vecino «no va a pasar, no contéis con las Administraciones porque no quieren que les cuelguen el cartel de racistas».
Durante la reunión se han podido escuchar voces asegurando que si dejan entrar a los inmigrantes, «están perdidos»: «No tenemos que dejar que entren, como les dejemos entrar, estamos perdidos». Apuntando incluso que este centro, que aún no está implantado solo anunciado, «es un antes y un después para Villaobispo, vuestros hijos no volverán a jugar en el parque como están haciendo ahora». Añaden además que esto es un problema de todos, puesto que estos inmigrantes «también irán a León y es allí donde también tenemos que manifestarnos».
Otras voces discordantes, en cambio, han sido más prácticas, y prefieren solicitar toda la información a las instituciones para saber a qué se enfrentan y durante cuánto tiempo será. Pero entre todas las opiniones hay una unánime: no quieren ese centro en su municipio y están preocupados por lo que pueda pasar.
Protocolo de actuación
Por lo pronto, esta primera toma de contacto, más allá de las redes sociales, ha pretendido servir para trazar una hoja de ruta sobre cómo actuar. La primera propuesta ha sido recoger el mayor número de firmas posible negándose a la instalación de este centro a las puertas de sus casas.
Posteriormente, consideran que la mejor opción es solicitar la ayuda, entre los vecinos o de forma externa, de peritos, abogados y técnicos, duchos en leyes, que consulten si la licencia es correcta y si los trámites se han hecho dentro de la legalidad.
Sin embargo, no descartan tampoco ir más allá, y algunos vecinos han propuesto movilizaciones tales como concentraciones y carteles, manifestaciones ante las instituciones (para lo que se necesita unos permisos que deberían solicitar y algunos vecinos aseguraban «ya llegar tarde»), e incluso coches taponando la carretera. Mientras que unos vecinos afirmaban que todo ha de ser pacífico, otros aseguraban que así «no se va a ninguna parte».
En la reunión han concluido que «son mucha gente para ponerse de acuerdo», por lo que optarán, en principio, por reunirse los presidentes de todas las juntas vecinales y asociaciones que puedan hacer de portavoces y llegar a un acuerdo en cómo hacer las cosas.