La Cultural y Deportiva Leonesa se llevó del Nuevo Mirandilla algo más que tres puntos. Se llevó un 1-2 de carácter ante el Cádiz, una remontada en campo grande y la confirmación de que este equipo sabe lucirse lejos de casa.
Barzic y Manu Justo firman la remontada
El guion empezó torcido. Un despeje fallido en la frontal acabó en los pies de Efe Aghama, que firmó el 1-0 a los 13 minutos y encendió a la grada local. Pero la Cultural no se encogió. Al contrario: dio un paso adelante, adelantó líneas y encontró premio muy pronto. A balón parado, Mboula puso un centro medido y Matía Barzic, recién vuelto de la sub-21 croata, se impuso por arriba para cabecear el 1-1. Central, gol e impulso anímico.
Con el empate, el partido se tiñó de blanco. Thiago Ojeda y Selu Diallo mandaron en la medular, Lucas Ribeiro comenzó a filtrar balones y el Cádiz se vio desbordado. La Cultural rozó el segundo en un disparo de Diallo que rozó el larguero y llegó a celebrar un tanto de Chacón anulado por una falta muy discutible. La sensación era clara: el equipo de Ziganda mandaba y quería más. Y lo encontró antes del descanso. Lucas Ribeiro rompió líneas con un pase delicioso y Manu Justo definió cruzado, con calma de delantero en racha, para voltear el marcador (1-2) antes del túnel de vestuarios.
Badía firma la parada del partido
La segunda parte tuvo otro tono. El Cádiz salió en tromba, empujado por su gente, y la Cultural tuvo que cambiar el traje: del dominio al sufrir. Nada más reanudarse el encuentro, un derribo sobre Roger Martí se transformó en penalti para los andaluces. Suso agarró el balón, miró a Badía y se encontró con un muro. El portero culturalista adivinó el lanzamiento, lo blocó y firmó la parada del partido, de esas que valen casi como un gol.
El empuje local no se frenó ahí: remate al palo, llegadas por fuera, centros laterales… pero la Cultural se mantuvo en pie, cada vez más juntita y sólida atrás, con Barzic enorme también en su propia área. Los cambios dieron oxígeno a Ziganda. Con Tresaco y Yayo sobre el césped, el equipo volvió a amenazar a la contra. Tresaco incluso estuvo a punto de cerrar la tarde con el 1-3, pero su disparo se estrelló en el poste cuando el Nuevo Mirandilla ya se temía lo peor.
En el tramo final, el partido fue un ejercicio de resistencia. Achicar balones, ganar segundas jugadas, enfriar el ritmo cuando se podía. La Cultural lo hizo todo con oficio. Cuando el árbitro señaló el final, el 1-2 no era sólo un resultado: era la cuarta victoria a domicilio del curso y una declaración de intenciones. Un equipo que sabe recomponerse tras el golpe, que se permite jugar bien cuando toca… y que también ha aprendido a sufrir sin perder la cara al partido.
