Desde las últimas elecciones municipales, el Ayuntamiento de León con el socialista Díez al frente de la gestión ha manifestado su empeño en hacer peatonal la calle de Ordoño, en el centro del corazón de nuestra ciudad. El alcalde defiende que se trata de un proyecto innovador con baldosas de colores para dar una imagen modernizada de León y así poder fomentar el turismo. Desde hace un año, se redujo el tráfico por la calle de Ordoño limitándolo al transporte público y poco más. El hecho de que eliminar al completo el tráfico que queda, dejará muy pronto de ser una idea para materializarse en una reforma real que podría llegar a costar unos 500.000 euros. Ahora bien, ¿es un proyecto merecedor del apoyo ciudadano?

En principio, siempre es buena idea reducir el tráfico de las ciudades. La peatonalización es la gran asignatura pendiente de España respecto a nuestros vecinos europeos. El objetivo de la nueva urbanización es un ambiente más silencioso, tranquilo y con menos contaminación. Ya se hizo en la Calle Ancha y se pensó en su momento que sería un fracaso: vacía y sin vida. Sin embargo, la realidad es que es una de las calles más bulliciosas de la ciudad con numerosas terrazas de nuevas cafeterías y bares que abrieron una vez se convirtió la zona en peatonal. Los comercios de la calle de Ordoño han expresado su inconformidad con quitar el tráfico, pues piensan que perderán clientes. Al no poder aparcar el coche, mucha gente preferirá ir a comprar a los centros comerciales en lugar de ir al centro. No obstante, en esta calle solo hay prácticamente bancos y tiendas de Inditex, como Zara o Stradivarius, es decir, grandes industrias que seguro que podrán sobrevivir sin coches por la carretera. Los pequeños negocios que pudieran verse afectados deberían recibir las ayudas pertinentes. Y por el contrario de verse afectados, podrán abrir nuevos negocios como cafeterías, pues habrá más sitio para establecer terrazas como ya pasó con el proyecto de la Calla Ancha. También cabe recordar que apenas notaremos la diferencia, pues desde hace tiempo el tráfico ya ha estado bastante reducido.

Sin embargo, no todo es positivo. Es cierto que la peatonalización es necesaria y que las ciudades cada vez tienden más a reducir el tráfico en la medida de lo posible, pero ¿de verdad es este el mejor momento para preocuparnos por unos pocos coches que pasan por esta calle? En medio de una pandemia mundial el alcalde se ha seguido preocupando por qué color de las baldosas elegir, y tras el confinamiento, sin haber superado aún la crisis sanitaria y en plena crisis económica con miles de negocios en quiebra, ¿de verdad es este es este el mejor momento para cambiar las baldosas de Ordoño? Pienso que, en estos tiempos de necesidad, esos miles de euros que se van a gastar con la excusa de atraer turistas podrían invertirse en dar más ayudas a nuestra gente y a los autónomos. León es una ciudad de autónomos y de bares, y debemos tener en cuenta que el sector de la hostelería ha sido junto con el del turismo, de los más castigados por el virus y la crisis que ha acarreado. Si la cuestión es fomentar el turismo, creo que de cara a las personas que vienen aquí a pasar unos días de verano, da mejor imagen una ciudad boyante, con muchos negocios abiertos y una ciudad funcionando, que unas baldosas coloridas en Ordoño. Sin embargo, cuando los políticos no cesan en el empeño de un proyecto claramente fuera de lugar, es porque algo ganan con ello, como ya ocurrió con el famoso

Palacio de Congresos y Exposiciones, el cual costó unos 69,8 millones de euros. También se construyó con la idea de atraer turistas y los grupos de construcción presionaron para llevarlo a cabo, pero resultó ser un gasto de dinero y una obra sin utilidad real.

A modo conclusión, sí, es importante reducir el tráfico y acercarnos al modelo de ciudad del norte de Europa, sobre todo en un lugar pequeño como León en donde es fácil limitarlo y así contribuir a frenar la contaminación global. Pero no debería ser ahora, ese dinero tendría que emplearse en ayudas sociales para poder salir de esta crisis de la mejor forma posible

Lucía de Castro, estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública