Este será el primer sábado de mes después de un porrón de años que no cumplo mi palabra de asistir a la plaza de botines reclamando el derecho del pueblo leonés a su propia autonomía.
Los motivos son sobradamente conocidos por todos, estamos en estado de Alarma contra un enemigo común, ese bicho llamado COVIC-19, popularmente conocido como coronavirus.
Vaya por delante mi agradecimiento a todas las personas que, con su trabajo en los hospitales, y lugares habilitados para tratar a los enfermos, contribuyen a la eliminación de este enemigo social, sin olvidar al resto de ciudadanos, que, con su labor diaria, poniendo en riesgo su salud, al igual que los trabajadores de la sanidad, me permiten estar en casa, sosegado e informado.
Nos guste o no estamos en estado de guerra, con una economía interrumpida, y un enemigo que vamos conociendo día a día. Deseando que esta termine lo antes posible.
Las dudas de muchos economistas y personas cualificadas, son si el devenir de vida será exactamente igual, una vez desarticulado este enemigo, o tendremos cambios sociales notables. En cualquier caso, la recuperación no va ser fácil, y seguro que dolorosa para varios sectores. Como siempre, después de una contienda, habrá sectores económicos, países y en nuestro caso autonomías que estarán en mejor situación que otras para emerger, remontar y volver incluso a mejorar la situación en la que se encontraban antes de esta batalla.
En mis reflexiones, me entran grandes temblores sobre el futuro de la Región Leonesa. De momento, ante la situación que vivimos, la reunión de la mesa en Ponferrada que debía tratar el futuro de las inversiones ha sido aplazada, sin una fecha concreta, aunque esta tuviera que ser nuevamente aplazada. Desde todas las esquinas trataran que las posibles inversiones estatales se centren en su casa, alegando perdidas, necesidades, de su maquinaria industrial, y para la Región Leonesa lo más fácil es que oigamos, ahora no es posible, hay circunstancias más necesarias. Lo cierto, será que todos pretenderán que su desarrollo pierda lo mínimo, mientras los leoneses partiremos una vez superada el estado de alarma, con una economía seriamente dañada con anterioridad a la situación de confinación casera. Es decir, todos saldrán corriendo a distintas velocidades, según sus posibilidades, mientras la Región Leonesa saldrá cojeando
Por estas posibles desatenciones (que esperemos sean solo fruto de mi cerebro enjaulado durante tres semanas) desde el Gobierno Nacional y la Junta Autonómica, solicito a aquellos que sean partidarios, independiente de sus ideales políticos, de la autonomía leonesa, o al menos de la necesidad de nivelar nuestra economía leonesa con el resto de la economía nacional, que no cesen en su reivindicación.
Dadas las circunstancias en las que nos encontramos, que son lógicamente las primeras a superar, es difícil que el pueblo leonés se pueda mostrar de una manera conjunta y unísona, en una buena temporada, tiempo que no podemos esperar. Para ello, propongo que el día 23 (festividad castellana) y 24 (día del homenaje a los héroes leoneses) de abril, no haya una sola ventana que no tenga una bandera leonesa, en cualquier localidad, aldea, por pequeña que sea. Los leoneses defensores de nuestra tierra estamos en todas las esquinas de nuestras 40 comarcas, en las tres provincias.
Es posible, que algún leones carezca de bandera, o banderas suficientes para colgar en las ventanas, pues bien, colguemos banderas provinciales leonesas, banderas comarcales, o camisas, camisetas, trapos, lo que sea, de color, (azul, rojo, amarillo, verde) nunca blanco (símbolo de rendición), los leoneses no nos rendimos; ni negro, (en ocasiones símbolo del dolor, luto) los leoneses no estamos llorando, estamos demandando lo que es nuestro legítimo derecho como españoles, la igualdad con todos ellos, dejando de ser una colonia castellana en el actual estado autonómico.
Felix J. Perez Echevarría (Cheva)